domingo, 19 de abril de 2015

GÜNTER GRASS Y EDUARDO GALEANO: SE NOS FUERON


Queridos amigos:

Dos grandes autores de la literatura, el prolífico novelista, poeta, dramaturgo, ensayista, el polifacético escritor alemán Günter Grass 


Günter Grass


y el heterodoxo escritor uruguayo Eduardo Galeano, que ha tocado tantos géneros trascendiendo una estructura rígida. Autor de obras que combinan combinan documental, ficción, periodismo, análisis político e historia.

 
Eduardo Galeano


Nos dejan, pero confortados por grandes obras que contienen una voz inconfundible y única en cada uno de ellos. El 13 de abril de 2015 ambos se han hecho ya inmortales en la literatura.

 Compartamos la lectura de algunos fragmentos de las novelas del Premio Nobel y Príncipe de Asturias Günter Grass.

 

Tip Toland

   
Pues sí: soy huésped de un sanatorio. Mi enfermero me observa, casi no me quita la vista de encima; porque en la puerta hay una mirilla; y el ojo de mi enfermero es de ese color castaño que no puede penetrar en mí, de ojos azules. Por eso mi enfermero no puede ser mi enemigo. 

 
Tip Toland



Le he cobrado afecto; cuando entra en mi cuarto, le cuento al mirón de detrás de la puerta anécdotas de mi vida, para que a pesar de la mirilla me vaya conociendo. El buen hombre parece apreciar mis relatos, pues apenas acabo de soltarle algún embuste, él para darse a su vez a conocer, me muestra su última creación cordel anudado. 

 
Matteo Massagrande



Que sea o no un artista, eso es aparte. Pero pienso que una exposición de sus obras encontraría buena acogida en la prensa, y hasta le atraería algún comprador. Anuda los cordeles que recoge y desenreda después de las horas de visita en los cuartos de sus pacientes; hace con ellos unas figuras horripilantes y cartilaginosas, las sumerge luego en yeso, deja que se solidifiquen y las atraviesa con agujas de tejer que clava a unas penas de madera. Con frecuencia le tienta la idea de colorear sus obras. 


 
Sherry Lee Short



Pero yo trato de disuadirlo: le muestro mi cama metálica esmaltada en blanco y lo invito a imaginársela pintarrajeada en varios colores. Horrorizado, se lleva sus manos de enfermero a la cabeza, trata de imprimir a su rostro algo rígido la expresión de todos los pavores reunidos, y abandona sus proyectos colorísticos. Mi cama metálica esmaltada en blanco sirve así de término de comparación. 

 
Craig Hawkins



Y para mí es todavía más: mi cama es la meta finalmente alcanzada, es mi consuelo, y hasta podría ser mi credo si la dirección del establecimiento consintiera en hacerle algunos cambios: quisiera que le subieran un poco más la barandilla, para evitar definitivamente que nadie se me acerque demasiado. Una vez por semana, el día de visita viene a interrumpir el silencio que tejo entre los barrotes de metal blanco. 


 
Sherry Lee Short



Vienen entonces los que se empeñan en salvarme, los que encuentran divertido quererme, los que en mí quisieran apreciarse, restarse y conocerse a sí mismos. Tan ciegos, nerviosos y mal educados que son. Con sus tijeras de uñas raspan los barrotes esmaltados en blanco de mi cama, con sus bolígrafos o con sus lapiceros azules garrapatean en el esmalte unos indecentes monigotes alargados. Cada vez que con su ¡hola! atronador irrumpe en el cuarto, mi abogado planta invariablemente su sombrero de nylon en el poste izquierdo del pie de mi cama. Mientras dura su visita -y los abogados tienen siempre mucho que contar- este acto de violencia me priva de mi equilibrio y mi serenidad. 


 
Sherry Lee Short



Luego de haber depositado sus regalos sobre la mesita de noche tapizada de tela blanca encerada, debajo de la acuarela de las anémonas, luego de haber logrado exponerme en detalle sus proyectos de salvación, presentes o futuros, y de haberme convencido a mí, al que infatigablemente se empeñan en salvar, del elevado nivel de su amor al prójimo mis visitantes acaban por contentarse de nuevo con su propia existencia y se van. Entonces entra mi enfermero para airear el cuarto y recoger los cordeles con que venían atados los paquetes. 

 
Sherry Lee Short




A menudo, después de ventilar, aún halla la manera, sentado junto a mi cama y desenredando cordeles, de quedarse y derramar un silencio tan prolongado, que acabo por confundir a Bruno con el silencio y al silencio con Bruno. Bruno Münsterberg --éste es, hablando ahora en serio, el nombre de mi enfermero-- compró para mí quinientas hojas de papel de escribir. Si esta provisión resultara insuficiente, Bruno, que es soltero, sin hijos y natural de Sauerland, volverá a ir a la pequeña papelería, en la que también venden juguetes, y me procurará el papel sin rayas necesario para el despliegue exacto, así lo espero, de mi capacidad de recuerdo. 


 
Flavia  Pitis



Semejante servicio nunca habría podido solicitarlo de mis visitantes, de mi abogado o de Klepp, por ejemplo. Sin la menor duda, el afecto solicito hacia mi persona había impedido a mis amigos traerme algo tan peligroso como es el papel en blanco y ponerlo a disposición de las sílabas que incesantemente segrega mi espíritu.  (...)







Aimée García
 


¿Qué más diré? Nací bajo bombillas, interrumpí deliberadamente el crecimiento a los tres años, recibí un tambor, rompí vidrio con la voz, olfateé vainilla, tosí en iglesias, nutrí a Lucía, observé hormigas, decidí crecer, enterré el tambor, huí a Occidente, perdí el Oriente, aprendí el oficio de marmolista, posé como modelo, volví al tambor e inspeccioné cemento, gané dinero y guardé un dedo, regalé el dedo y huí riendo; ascendí, fui detenido, condenado, internado, saldré absuelto; y hoy celebro mi trigésimo aniversario y me sigue asustando la Bruja Negra. "Amén". Deje caer el cigarrillo apagado. Fue a parar a las planchas de la escalera eléctrica. Después de haber ascendido por algún tiempo en dirección del cielo en un ángulo de pendiente de cuarenta y cinco grados.

                                                          El tambor de hojalata, 1959



Flavia  Pitis



 Esta novela del inolvidable Oskar Matzerath que se niega a seguir creciendo desde los cuatro años fue llevada al cine en una espectacular adaptación del genial director aleman Volker Schlöndorf












Guy Pène Du Bois



Reafirmó otra vez su misión, desde la paleolítica Aya hasta la tempranosocialista Lena. Se apuntó como éxitos el patriarcado y el Estado como idea, la cultura y la civilización, la historia fechada y el progreso técnico, y se quejó luego de la transformación de las hazañas masculinas en algo monstruoso: “Os dí sabiduría y poder, pero sólo habéis buscado la guerra y la miseria. Se os confió la Naturaleza, y vosotros la habéis despojado, contaminado, dejado irreconocible y destruido. A pesar de toda la abundancia que os entregué no habéis podido saciar el mundo. El hambre aumenta. Vuestra era suena desafinadamente. En suma: el hombre está acabado. Apenas puede controlarse ya tanto perfecto funcionamiento en vacío. Da lo mismo capitalismo o comunismo: por todas partes, la locura hace distinciones sutiles. No es eso lo que yo quise. No os puedo aconsejar ya. La causa masculina se liquida a si misma.


                                                                         El Rodaballo, 1977

 
Guy Pène Du Bois

 Poemas de Günter Grass

Amor en agosto

Cuando los dos juntos
entre las arañas y debajo de las arañas,
nos vamos, con muchos miembros, a la red,
que, hecha en casa,
me coge a ti y a mí,
somos
     el uno
          presa
                del otro.


Versión de Eustaquio Barjau



Guy Pène Du Bois



Fuertes golpes
 
Primero tintinearon los vasos,
luego nosotros, a dos voces,
pero nada se hizo añicos.


Versión de Eustaquio Barjau



Guy Pène Du Bois


Puedes leer el discurso de Günter Grass con motivo de la concesion del Premio Nobel de Literatura en el periódico El mundo en su sección del Cultura.

 
Günter Grass recibe en Suecia el Premio Nobel de Literatura, 1999



BIBLIOGRAFÍA:

-El poder de la palabra
-Maite García Nieto
-Revista Alaire
-Litteratum
-A media voz
-El mundo, cultura


 Aquí puedes acceder al vídeo de la entrega del Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1999, concedido a Günter Grass

 
Günter Grass, Premio Pncipe de Asturias de las Letras en 1999, acceder al vídeo



Deleitémonos ahora con algunos artículos periodísticos de Eduardo Galeano:



Vaya uno a saber cómo será el mundo más allá del año 2000. Tenemos una única certeza: si todavía estamos ahí, para entonces ya seremos gente del siglo pasado, y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.Sin embargo, aunque no podemos adivinar el mundo que será, bien podemos imaginar el que queremos que sea. El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed. [...]



Sergio Turle



Más de noventa millones de clientes acuden cada semana a las tiendas Wal-Mart. Sus más de novecientos mil empleados tienen prohibida la afiliación a cualquier sindicato. Cuando a alguno se le ocurre la idea, pasa a ser un desempleado más. La exitosa empresa niega sin disimulo uno de los derechos humanos proclamados por las Naciones Unidas: la libertad de asociación. El fundador de Wal-Mart, Sam Walton, recibió en 1992 la medalla de la Libertad, una de las más altas condecoraciones de Estados Unidos.


 
Sergio Turle



Los hijos

Hace once años, en Montevideo, yo estaba esperando a Florencia en la puerta de la casa. Ella era muy chica; caminaba como un osito. Yo la veía poco. Me quedaba en el diario hasta cualquier hora y por las mañanas trabajaba en la Universidad. Poco sabía de ella. La besaba dormida, a veces le llevaba chocolatines o juguetes.
La madre no estaba aquella tarde, y yo esperaba en la puerta de la casa el ómnibus que traía a Florencia de la jardinería.
Llegó muy triste. No hablaba. En el ascensor hacía pucheros. Después dejó que la leche se enfriara en el tazón. Miraba el piso.
La senté en mis rodillas y le pedí que me contara. Ella negó con la cabeza. La acaricié, la besé en la frente. Se le escapó alguna lágrima. Con el pañuelo le sequé la cara y la soné. Entonces volví a pedirle:
- Andá, decime.
Me contó que su mejor amiga le había dicho que no la quería.
Lloramos juntos, no sé cuánto tiempo, abrazados los dos, ahí en la silla.
Yo sentía las lastimaduras que Florencia iba a sufrir a lo largo de los años y hubiera querido que Dios existiera y no fuera sordo, para poder rogarle que me diera todo el dolor que le tenía reservado.


 
Sergio Turle



Gaza

Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.
Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen. [...]

 
Sergio Turle



BIBLIOGRAFÍA

-Artículos periodísticos escritor por Eduardo Galeano en el periódico El País


-Artículos periodísticos  en Cubadebate


Esperamos que os suméis a este homenaje con vuestros comentarios y opiniones sobre la creación de estos dos grandes y influyentes autores.

Hasta pronto, un beso, amigos.

 ...

2 comentarios:

  1. Querida Elena :

    Se nos van....

    Grass, se nos fue y con el se lleva su ¨ Tambor de hojalata ¨
    cuando leí ese libro,ya hace mucho tiempo, no lo entendí
    Ahora esa gran critica sobre Alemania , me es fácil de entender.
    Como su otra obra ¨Pelando la cebolla , capas y capas de nosotros mismos , debemos de quitarnos para llegar a nuestra niñez y hacernos confesiones .

    Elena te invito a un momento mágico,

    Busca la mala racha ,la letra es de Eduardo Galeano y la voz de su amigo que es también nuestra voz , quien si no, Serrat,
    Te dejo con unos versos que Galeano .

    Los sueños se marchaban de viaje. Helena iba hasta la estación del ferrocarril. Desde el anden, les decía adiós con un pañuelo.

    Espero poder verte esta tarde, tenemos a Telva, algo preocupada y una mujer tan fuerte como ella, no se merece tanta espera.

    Un beso
    Marisa



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    1. Queridísima Marisa:

      Vienes adornada con ramilletes de rosas, nos traes la primavera de los versos y del goce por la literatura.

      Sí, se nos fue Grass y su "Tambor de hojalata", novela que sacude profundamente y cuyo recuerdo, como bien explicas, cada vez explica mejor nuestro presente, el de Alemania, el de toda Europa y, por supuesto, el de todos nosotros. Nunca me olvidaré de Oskar y su tambor, nunca, esos ojos inmensos, petrificados ante el horror, el que era y el que había de llegar. Hay momentos y momentos en la literatura, y el de "El tambor de hojalata" es eterno.
      "Pelando la cebolla" siempre hasta llegar hasta nuestro "yo" más íntimo.
      Se nos fue, y cuán grande.

      El regalo que nos traes de Galeano, es para mí el perfume de las violetas, porque yo también "siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción", y más vale ponerle música a los miedos y exorcizarlos como merecen con versos y una voz adorada como la de Serrat.

      En fin, los versos que añades me los quedo por derecho propio, son míos, y ya está, aunque yo no lleve la "h" en mi nombre, y con el permiso de Galeano, me gustaría acercarme a la estación a despedir a los sueños con un pañuelo. Triste y llorosa, como merece una escena clásica, a modo de un encuadre cinematográfico.

      Y mira por donde, despidiendo unos sueños, llegaban otros en el otro tren, llegaba Telva. ¡El corazón me da un vuelco de alegría! Telva se va a encontrar con la mujer que mejor la encarna. No podía llevarme mayor alegría de la estación.

      Simplemente, gracias, Marisa, eres grande, muy grande.

      Y para ti esta belleza de Galeano, que dice así:

      "No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta."


      Un abrazo, Marisa, eres maravillosa.

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