domingo, 27 de marzo de 2016

PIEDAD BONNETT: GRANDÍSIMA ESCRITORA


Queridos amigos:

Me gustaría compartir con vosotros los poemas y las creaciones de esta poetisa colombiana gigante: Piedad Bonnet.

Sus poemas son tan profundos, intensos, que la emoción atraviesa el alma del lector. Pocas veces la lírica nos ha brindado honduras más arriesgadas con un lenguaje tan exacto, musical y bello.

Una de las voces más poderosas de la actualidad, autora de palabras que nos dejarán estremecidos para siempre.

¿Os apuntáis a este viaje al interior del almaUna cosa os aseguro: saldréis transformados.

Un momento mágico: hablan los versos de Piedad Bonnett.


Piedad Bonnett


Tu boca viene a mí, solo tu boca.

Viene volando,
libélula de sangre, llamarada
que enciende ésta mi noche de ceniza.
Toda la sal del mar habita en ella,
todo el rumor del mar,
toda la espuma.
Boca para los besos dibujada,
donde duerme tu lengua tentadora.
Todo el vino del mundo está en tu boca,
todo el pecado
y la inocencia toda.




Angelos (Panayiotou)


Boca que calla y cuando dice, oculta.
Capaz de toda la verdad tu boca,
de toda la verdad y la mentira.
Ríe tu boca y se despierta el día.
(Relámpagos de nieve hay en tu risa).



Olga Sinclair


Como un tropel de potros me atropellan
los besos de tu boca deliciosa;
tu boca, mariposa equivocada,
tu boca ajena que se desdibuja
en mi noche de círculo y ceniza.


            
                                         De Círculo y ceniza, 1989



Angelos (Panayiotou)

 

Saqueo

Como un depredador entraste en casa,
rompiste los cristales,
a piedra destruiste los espejos,
pisaste el fuego que yo había encendido.



Hugo Ayvar


Y sin embargo, el fuego sigue ardiendo.
Un cristal me refleja dividida.
Por mi ventana rota aún te veo.


 

Leslie Lee


(Con tu cota y tu escudo me miras desde lejos).
Y yo, mujer de paz,
amo la guerra en ti, tu voz de espadas,
y conozco de heridas y de muerte,
                                       derrotas y saqueos.



Hugo Ayvar



En mi hogar devastado se hizo trizas el día,
pero en mi eterna noche aún arde el fuego.


                                         De Círculo y Ceniza, 1989



Carmen Mansilla


 
Laberinto

Condenada a ser sombra de tu sombra,
a soñar con tu nombre en cada madrugada.
Por la ventana abierta un olor errabundo
de vida, -¿y tú en que calle?-
un temblor en la luz,
el llanto de algún niño.



Leslie Lee



Y tus ojos cerrados,
o tus ojos abiertos como dos golondrinas,
y tu mano en el agua o tu mano en tu pelo
o tu mano en el aire con su triste blandura,
-¿y en qué calle tus pasos?-


 
Leslie Lee



y yo en sueños atada al hilo de tus sueños,
condenada a ser sombra de tu sombra,
a soñar con tu nombre en cada madrugada.


                                                     De Círculo y Ceniza, 1989

 


Carmen Mansilla



 Armonía

Oye cómo se aman los tigres
y se llena la selva con sus hondos jadeos
y se rompe la noche con sus fieros relámpagos.
Mira cómo giran los astros en la eterna
danza de la armonía y su silencio
se puebla de susurros vegetales.
Huele la espesa miel que destilan los árboles,
la leche oscura que sus hojas exudan. 


 
Angelos (Panayiotou)



El universo entero se trenza y destrenza
en infinitas cópulas secretas.
Sabias geometrías entrelazan las formas
de dulces caracoles y de ingratas serpientes. 


 
Clary Mastenbroek



En el mar hay un canto de sirenas.
Toca mi piel,
temblorosa de ti y expuesta a las espinas,
antes que el ritmo de mi sangre calle,
antes de que regrese al agua y a la tierra.



                                              De Círculo y Ceniza, 1989



Achilles Droungas




Asedio

       "Si te ponen miedo mis ojos ausentes, mis ojos noctámbulos,
                                                                                                          mis ojos dementes..."
                                                                                                                        León de Greiff


No me culpes.
Por rondar tu casa como una pantera
y husmear en la tierra tus pisadas.
Por traspasar tus muros,
por abrir agujeros para verte soñar.


 
Brad Kunkle



Por preparar mis filtros vestida de hechichera,
por recordar tus ojos de hielo mientras guardo
entre mis ropas un punzón de acero.


 
Jared Joslin


Por abrir trampas
y clavar cuchillos en todos tus caminos.



Jared Joslin



Por salir en la noche a la montaña
para gritar tu nombre
y por manchar con él los blancos paredones
de las iglesias y los hospitales.


 
Angelos (Panayiotou)

 
Hay en mí una paloma
que entristece la noche con su arrullo.
Mi noche de blasfemias y de lágrimas.
 


                                                                         
                                         De Círculo y Ceniza, 1989



Angelos (Panayiotou)




 Canciones de ausencia

1

Aquí dijiste:
"son hermosos
los ojos húmedos de los caballos".
Y aquí: "me encanta el viento".
 

 
Clary Mastenbroek



Desando yo tus pasos, revivo tus palabras.
Y te amo en la baldosa que pisaste,
en la mesa de pino
que aún guarda la caricia de tu mano,
en el estropeado cigarrillo
olvidado en el fondo de mi bolso.
Recorro cada calle que anduviste
y sé
que amaste este abedul y esta ventana.
Aquí dijiste:
"así soy yo,
como esa música
triste y alegre a un mismo tiempo".
 

 
Jared Joslin



Y te amo
en el olor que tiene mi cuerpo de tu cuerpo,
en la feliz canción
que vuelve y vuelve y vuelve a mi tristeza.
En el día aterido
que tú estás respirando no sé dónde.



Carmen Mansilla


 En el polvo, en el aire,
en esa nube
que tú no mirarás,
en mi mirada
que te calcó y fijó en mi más triste fondo,
en tus besos sellados en mis labios,
y en mis manos vacías,
pues eres hoy vacío
y en el vacío te amo.




Angelos (Panayiotou)



2
Ni los sueños, donde tu rostro tiene todas las formas de la dicha.
ni el sol que tanto amo sobre mi cuerpo desnudo,
ni la grata canción del antiguo trovero enamorado,
ni el verso de Darío ni el verso de Quevedo,
ni esta luna que brilla con brillo de alcancía,



Eddie Stevens


ni tu nombre por otros pronunciado,
ni el eco de mis pasos en la inmensa catedral solitaria,
ni el rosal que yo siembro con mis manos y me sangra los dedos,


 
Alessandro Kokocinski



ni las noches insomnes,
ni tu dulce retrato mentiroso,
ni el tiempo, -ese falsario de mil rostros-
pueden calmar mi pena de no verte.




Angelos (Panayiotou)




 Confesión

Para tus ojos
quisiera yo beber el dulce azogue,
y amanecer cubierta de polvo de metales
como una joven faraona muerta.



Odilon Redon



Robarles su color a los almendros,
y hundiéndome en el lodo feraz de los pantanos
lustrar mi desnudez
para tus ojos.
 

 
Eddie Stevens



Recuperar la luz de las espadas
y hacerla batallar en mis pupilas.



Odilon Redon



Tomarme espléndida
como una esclava etrusca, cuya cabeza calva
perturba el sueño de los mercaderes,



Leslie Lee



como iracunda araña al sol del mediodía,
como la dentadura feroz de los guerreros,
como el líquido
despertar matutino de las dianas.



Horacio Cardozo


( Pero todo esto no es sino literatura
y debo resignarme a sonreírte
sin existir, quizá, para tus ojos. )


                   De El hilo de los días, 1995



Steve Hanks


Tu nombre

Cuando el dolor ha triturado ya el último hueso de mi noche
y sólo habla el silencio al corazón insomne que hila
y deshila penas y memorias
viene tu nombre hasta mi cuarto a oscuras. 



Dominique Madgin


Con un galope seco viene tu nombre abriendo
un camino entre nieblas
instaurando sus voces sus redobles
sus erres que retumban como un grito de guerra
su bronco acento de campana rota. 



Alex Russell Flint



Tu nombre es tantas cosas:
el recuerdo de un barco que viene de ultramar y sus tercos marinos
el fuego entre la piedra
gota roja
que va tiñendo la pared del alba. 



Debora Calicchia



En él puede escucharse la voz de los que creen
con mística implacable y fe colérica.
Pero es también dulzura tu nombre
muro blanco donde mi mano traza los signos del sosiego
lugar donde recuesto mi cabeza. 


 
Rebecca Raven



Entre tu nombre y tú sin embargo un silencio
una grieta nocturna donde anidan los pájaros.

                  
                   De El hilo de los días, 1995



Takahiro Hara




 El forastero

Otra vez ha llegado el arrogante amor sin anuncio
y se ha instalado aquí
donde tu nombre comienza a ser un árbol
que me da sombra con sus siete letras
sin permiso sin prisa -con un rostro tan nuevo
que no conocí sus ojos antiquísimos
sus garras de milano
su paciencia- 




Ricardo Sanz


ha dado órdenes para que el sol alumbre
y ha clavado su espuela
aquí donde tus ojos me pierden y me ganan
aquí donde tu voz
donde tu mano
lustra la piel de este animal que tiembla
hirsuto y tan hermoso
que ahora es guerrero el sueño al que despierto
mientras la muerte huye
de nuevo estoy a salvo


                    De Ese animal triste, 1996


 
Leslie Lee



Murciélagos


Creí que un gran dolor desplazaría
los pequeños dolores.
Y sin embargo
chillan allí, debajo de su ala,
hacen
crujir sus dientes, no renuncian
al pedazo de carne al que se aferran
mientras que yo suspiro
me canto una canción
y digo soy la madre que los pare,
tendré que hacer del hueso mi instrumento
y de mis días una pared ardua
para que ya no trepen, ya no aturdan,
y pueda concentrarme en el silencio
donde el Dolor empolla su gran huevo.


                                De Las herencias, 2008 




Carmen Mansilla




Las herencias

Enfermedades en mi casa                   
                   Pablo Neruda

Hijo mío, me duelen las herencias
Esta culpa, zarza que arde y me quema,
y que no me concede saber cuál fue el pecado.


 
Rebecca Raven



En tu inocencia se mira mi inocencia
como en uno ojo de agua que me cuenta una historia
que ya ha sido olvidada

y otros hablan entre tus voces turbias
y otros sufren de nuevo entre tus sueños
y en tu silencio sufren
otra vez más aquellos que están muertos

y tu herida
es una pena antigua que por mi sangre pasa
y estalla en la entrañas en que nadaste un día.


                              De Las herencias, 2008 



Díaz Alama



Además de esta voz mágica en sus poemas, Piedad es autora de varias novelas, ensayos y obras de teatro.

Me gustaría mencionar una novela especial, pues ella se me aparece como una mujer valentísima al escribirla y modelo de superación al compartir su dolor con los lectores. "Como intelectual tenía ese deber", afirma la profesora.

Se trata de la novela en la que recoge el suicidio de su hijo, Daniel: Lo que no tiene nombre, publicada en 2013 por Alfaguara. Las palabras sobran.



Angelos (Panayiotou)


 A continuación podemos escuchar a la escritora, entrevistada a propósito de la publicación de esta novela.





 BIBLIOGRAFÍA

 PÁGINA WEB DE PIEDAD BONNETT

 A MEDIA VOZ

WIKIPEDIA


Espero, amigos,  que hayáis disfrutado de este viaje inmenso. Hasta pronto, un beso.


...



viernes, 4 de marzo de 2016

ROSARIO CASTELLANOS: BELLEZA, MÍSTICA, FEMINISMO, COMPROMISO, DOLOR


Queridos amigos:

Os traigo una historia especial: la de la poetisa mexicana Rosario Castellanos.

Esta poetisa fue una mujer comprometida con el mundo y con el del papel de la mujer en él.


Rosario Castellanos


Una mujer enamorada pero atravesada por el sufrimiento permanente de las infidelidades de su marido y continuas depresiones, motivadas también por varios abortos y la pérdida de una hija recién nacida. 

Su muerte propiciada por un accidente doméstico en Tel Aviv, nos dejó sin ella, siendo todavía muy joven, con tan solo 49 años.



Rosario Castellanos


Ah, pero sus versos, forman parte de nosotros. Nos confortan, nos abrigan o nos dejan sin piel. Nos llevan a la comprensión del papel del ser humano en el mundo desde un punto de vista trascendente o comprometido. Su defensa de la mujer, su sentimiento...

Mejor dejémonos embargar por la belleza y por la inspiración de esta grandísima poetisa.

  
Dan Beck


Destierro

Hablábamos la lengua
de los dioses, pero era también nuestro silencio
igual al de las piedras.
Éramos el abrazo de amor en que se unían
el cielo con la tierra.


Dan Beck


No, no estábamos solos.
Sabíamos el linaje de cada uno
y los nombres de todos.
Ay, y nos encontrábamos como las muchas ramas
de la ceiba se encuentran en el tronco.


Kostas Dios


No era como ahora
que parecemos aventadas nubes
o dispersadas hojas.
Estábamos entonces cerca, apretados, juntos.
No era como ahora.



Rachel Bess




Destino

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
 

 
Jairo Lozano


El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.


 
Rachel Bess


¡Ah! pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
- antes que lo devoren -  ( cómplice, fascinado )
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos.




Dan Beck



Lo cotidiano

Para el amor no hay cielo, amor, sólo este día;
este cabello triste que se cae
cuando te estás peinando ante el espejo.
Esos túneles largos
que se atraviesan con jadeo y asfixia;
las paredes sin ojos,
el hueco que resuena
de alguna voz oculta y sin sentido.



Francine van Hove


Para el amor no hay tregua, amor. La noche
se vuelve, de pronto, respirable.
Y cuando un astro rompe sus cadenas
y lo ves zigzaguear, loco, y perderse,
no por ello la ley suelta sus garfios.
El encuentro es a oscuras. En el beso se mezcla
el sabor de las lágrimas.
Y en el abrazo ciñes
el recuerdo de aquella orfandad, de aquella muerte.



Dan Beck




Meditación en el umbral

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. 

 
Kostas Dios


No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera. 


Rachel Bess


Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.

Otro modo de ser humano y libre.

Otro modo de ser.



Dan Beck




En el filo del gozo




Entre la muerte y yo he erigido tu cuerpo:
que estrelle en ti sus olas funestas sin tocarme
y resbale en espuma deshecha y humillada.

Cuerpo de amor, de plenitud, de fiesta,
palabras que los vientos dispensan como pétalos,
campanas delirantes al crepúsculo . 



Kostas Dios


Todo lo que la tierra echa a volar en pájaros,
todo lo que los lagos atesoran de cielo
más el bosque y la piedra y las colmenas.


Cuajada de cosechas bailo sobre las eras
mientras el tiempo llora por sus guadañas rotas.
Venturosa ciudad amurallada,
ceñida de milagros, descanso en el recinto
de este cuerpo que empieza donde termina el mío.

 
Dan Beck

 
II
 
Convulsa entre tus brazos como mar entre rocas,
rompiéndome en el filo del gozo o mansamente
lamiendo las arenas asoleadas.

 
Kostas Dios


Bajo tu tacto tiemblo
como un arco en tensión palpitante de flechas
y de agudos silbidos inminentes. 

 
Jairo Lozano


Mi sangre se enardece igual que una jauría
olfateando la presa y el estrago
pero bajo tu voz mi corazón se rinde
en palomas devotas y sumidas. 

 
Dan Beck


III
 
Tu sabor se anticipa entre las uvas
que lentamente ceden a la lengua
comunicando azúcares íntimos y selectos.
Tu presencia es el júbilo.
Cuando partes, arrasas jardines y transformas
la feliz somnolencia de la tórtola
en una fiera expectación de galgos. 

 
Kostas Dios


Y, amor, cuando regresas
el ánimo turbado te presiente
como los siervos jóvenes la vecindad del agua.


Dan Beck



Agonía fuera del muro
 
Miro las herramientas,
el mundo que los hombres hacen, donde se afanan,
sudan, paren, cohabitan.

El cuerpo de los hombres prensado por los días,
su noche de ronquido y de zarpazo
y las encrucijadas en que se reconocen.



Kostas Dios
 

 

Hay ceguera y el hambre los alumbra
y la necesidad, más dura que metales.

Sin orgullo ( ¿qué es el orgullo? ¿Una vértebra que todavía la especie no produce? )
los hombres roban, mienten,
como animal de presa olfatean, devoran
y disputan a otro la carroña.

 
 
Rachel Bess

 

Y cuando bailan, cuando se deslizan
o cuando burlan una ley o cuando
se envilecen, sonríen,
entornan levemente los párpados, contemplan
el vacío que se abre en sus entrañas
y se entregan a un éxtasis vegetal, inhumano.

 


Kostas Dios


Yo soy de alguna orilla, de otra parte,
soy de los que no saben ni arrebatar ni dar,
gente a quien compartir es imposible.



Kostas Dios
 

 

No te acerques a mí, hombre que haces el mundo,
déjame, no es preciso que me mates.
Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren
de algo peor que vergüenza.
Yo muero de mirarte y no entender.




Jessica Arsenian



Estoy aquí, sentada, con todas mis palabras
como con una cesta de fruta verde, intactas.
Los fragmentos

de mil dioses antiguos derribados
se buscan por mi sangre, se aprisionan, queriendo
recomponer su estatua.
De las bocas destruidas
quiere subir hasta mi boca un canto,
un olor de resinas quemadas, algún gesto
de misteriosa roca trabajada.

 
Rachel Bess


Pero soy el olvido, la traición,
el caracol que no guardó del mar
ni el eco de la más pequeña ola.

Y no miro los templos sumergidos;
sólo miro los árboles que encima de las ruinas
mueven su vasta sombra, muerden con dientes ácidos
el viento cuando pasa.

 
Kostas Dios


Y los signos se cierran bajo mis ojos como
la flor bajo los dedos torpísimos de un ciego.

 
Rachel Bess

Pero yo sé: detrás
de mi cuerpo otro cuerpo se agazapa,
y alrededor de mí muchas respiraciones
cruzan furtivamente
como los animales nocturnos en la selva.

 
Achilles Droungas


Yo sé, en algún lugar,
lo mismo
que en el desierto cactus,
un constelado corazón de espinas
está aguardando un hombre como el cactus la lluvia.
Pero yo no conozco más que ciertas palabras
en el idioma o lápida
bajo el que sepultaron vivo a mi antepasado.



Rachel Bess




CANCIÓN DE CUNA

¿Es grande el mundo? —Es grande. Del tamaño del miedo.
¿Es largo el tiempo? —Es largo. Largo como el olvido.
¿Es profunda la mar? —Pregúntaselo al náufrago.

(El Tentador sonríe. Me acaricia el cabello

y me dice que duerma.)



Jessica Arsenian




POESÍA NO ERES TÚ

Porque si tú existieras
tendría que existir yo también. Y eso es mentira.

Nada hay más que nosotros: la pareja,

los sexos conciliados en un hijo,
las dos cabezas juntas, pero no contemplándose
(para no convertir a nadie en un espejo)
sino mirando frente a sí, hacia el otro.

 
Rachel Bess


El otro: mediador, juez, equilibrio
entre opuestos, testigo,
nudo en el que se anuda lo que se había roto.

El otro, la mudez que pide voz

al que tiene la voz
y reclama el oído del que escucha.

El otro. Con el otro

la humanidad, el diálogo, la poesía, comienzan.



Rachel Bess


AMANECER



¿Qué se hace a la hora de morir? ¿Se vuelve la cara a la pared?
¿Se agarra por los hombros al que está cerca y oye?
¿Se echa uno a correr, como el que tiene
las ropas incendiadas, para alcanzar el fin?

¿Cuál es el rito de esta ceremonia?

¿Quién vela la agonía? ¿Quién estira la sábana?
¿Quién aparta el espejo sin empañar?




Achilles Droungas


Porque a esta hora ya no hay madre y deudos.
Ya no hay sollozo. Nada, más que un silencio atroz.

Todos son una faz atenta, incrédula

de hombre de la otra orilla.

Porque lo que sucede no es verdad.


 

Rachel Bess




AJEDREZ

Porque éramos amigos y, a ratos,
nos amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.



Luis de la Fuente



Pusimos un tablero enfrente de nosotros:
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.
Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.



Montse Valdés


Henos aquí hace un siglo, sentados,
meditando encarnizadamente
cómo dar el zarpazo último que aniquile

de modo inapelable y, para siempre, al otro.



Rachel Bess



JORNADA DE LA SOLTERA


Da vergüenza estar sola. El día entero
arde un rubor terrible en su mejilla.
(Pero la otra mejilla está eclipsada.)



Joshua Petker


La soltera se afana en quehacer de ceniza,
en labores sin mérito y sin fruto;
y a la hora en que los deudos se congregan
alrededor del fuego, del relato,
se escucha el alarido
de una mujer que grita en un páramo inmenso
en el que cada peña, cada tronco
carcomido de incendios, cada rama
retorcida, es un juez
o es un testigo sin misericordia.

Rachel Bess

De noche la soltera
se tiende sobre el lecho de agonía.
Brota un sudor de angustia a humedecer las sábanas
y el vacío se puebla
de diálogos y hombres inventados.


Rachel Bess

Y la soltera aguarda, aguarda, aguarda.

Y no puede nacer en su hijo, en sus entrañas,

y no puede morir

en su cuerpo remoto, inexplorado,

planeta que el astrónomo calcula,
que existe aunque no ha visto.


Rachel Bess


Asomada a un cristal opaco la soltera
-astro extinguido-pinta con un lápiz
en sus labios la sangre que no tiene

y sonríe ante un amanecer sin nadie.

 
Kostas Dios


Queridos amigos, espero que hayáis disfrutado de esta maravillosa poetisa. Hasta pronto, un beso.

...