domingo, 2 de noviembre de 2014

EL VALOR DE LA EDUCACIÓN


Queridos amigos:


Es un privilegio que compartamos esta entrada dedicada a la inauguración de las actividades culturales en nuestro centro, del año académico en curso 2014/2015, a cargo del profesor don Fernando Savater. 
  

Fernando Savater


Filósofo, novelista, autor dramático, articulista, genial ensayista, maestro de maestros, el profesor Savater nos transmitió en su ponencia la importancia de la educación, en su concepto más elevado que es el de la transformación del ser humano y, por tanto, en consecuencia, la de toda la sociedad, la del mundo en el que nos ha tocado vivir.





Fue un placer escucharle, una auténtica delicia pues sus palabras eran tan sencillas, humildes y desprovistas de artificio que lograba resonar cuerdas que solo habitan en el corazón.






Gracias, maestro Savater, por buscar ese hueco en su repleta agenda y dedicarnos una extraordinaria ponencia, que no creo que se nos olvide nunca. Gracias, muchas gracias por su cercanía, calor, humanidad y sabiduría. Muchas gracias por invitarnos a la reflexión y sentir que la dedicación a la docencia y al estudio es la más alta aspiración del ser humano, ser social, cultural y político en su sentido etimológico: del latín politicus y ésta del griego πολιτικός (politikós), es decir “de los ciudadanos”, cuya raíz πόλις (polis)  significa ciudad. Por tanto la política es aquello que tiene que ver con los ciudadanos, en cuanto a habitantes de la polis.
  
Rafael



Me gustaría recordar algunos de los conceptos que el profesor Savater mencionó en su ponencia. Así, por ejemplo:

  • El ignorante en una democracia es un ser peligroso. Tanto la miseria como la ignorancia son los grandes enemigos de la democracia.



Maxim Kantor



  • Las ideas surgen de la experiencia. No en vano el verbo discutir del latín discutere significa tirar de un árbol para ver si tiene raíces sólidas.  Discutir, en este sentido, y cambiar opiniones es lo que nos lleva al progreso humano. Los errores son básicos para aprender.

 
Harry Emans


  • La educación es un problema público. Nos educamos para ser más no para ganar más. La educación, por tanto, no es un gasto, es una inversión: una persona culta gasta menos porque produce interiormente.


Michelle Jader



  • La educación es también la lucha contra la fatalidad: el hijo del ignorante será ignorante, el hijo del campesino no puede aspirar sino a ser un campesino, el hijo del obrero será lo mismo que su padre... y así en un eterno círculo vicioso del que hay que salir.


Michelle Jader


  • Salir del mundo de la pertenencia al de la participación, es más importante que acaparar todos los posibles conocimientos que te enseñen en el aula. 


Casey Weldon

  • La educación en este mundo avanzado tencológicamente es más importante que nunca, precisamente para no caer en la perversión del avance tecnológico. Nunca ha habido un acceso tan directo y tan amplio al conocimiento, pero este está mediatizado por el mundo de los intereses y de la publicidad. Así que solo una persona educada sabrá discernir entre tal cantidad ingente de datos los que realmente tengan un sentido cultural y una profundidad humana.
  

Casey Childs


De manera que no hemos podido tener mejor maestro de ceremonias que el maestro Savater.


Me gustaría, ¿cómo no? que compartiéramos alguno de sus textos. Precisamente, he aquí uno de sus artículos periodísticos, publicado en el periódico El País, un manjar delicado, seguro que os encandilará y dice así:


 
Savater con Cioran en París



Regreso a Cioran


A menudo, cuando deambulo por el Barrio Latino buscando libros que probablemente no tendré tiempo de leer y sobre todo recuerdos, me encuentro casi sin querer recorriendo de nuevo la Rue de l’Odeon donde vivía Cioran. Era mi camino habitual hace más de dos décadas, el primero que tomaba en cuanto llegaba a París. Siempre con un punto de emoción, tímida y alegre, consciente de disfrutar de un privilegio inmerecido, por tanto vulnerable. Y que sabía cada vez más cercano a su fecha de caducidad…

Releo sólo de vez en cuando a Cioran, pero me acuerdo mucho de él: sus gestos cálidos y admonitorios, su forma de pasarse la mano por el pelo sublevado y teatral, las vacilaciones irónicas de su voz (cerraba los ojos al buscar la palabra exacta que luego eyaculaba feliz), su risa sin estruendo con la boca abierta, un poco asmática... Todo lo he revivido ahora con mayor intensidad al leer el libro de Gabriel Liiceanu, E. M. Cioran. Itinerarios de una vida (Ediciones del Subsuelo), ilustrado con una colección de fotografías verdaderamente espléndida que van desde la arrogancia de la juventud hasta sus últimos paseos en silla de ruedas en el hospital Broca donde murió. El relato biográfico de Liiceanu es generoso y perspicaz, como corresponde a tan buen conocedor no sólo de la obra sino también de la persona del autor, pero además tiene el inapreciable complemento de la última y extensa entrevista de Cioran (poco antes de su hundimiento mental definitivo) en la que repasa la trayectoria de sus obsesiones, así como otra a su perpetua compañera Simone Boué, cuya discreta elegancia algunos recordamos no menos que al propio Cioran.


Por lo que yo conocí, ahí está el contradictorio y entrañable pensador al menos para quien desee saber algo más de lo que sus obras dicen, que es lo que más cuenta. Un Cioran que se quiso descarnadamente lúcido pero que fue también (¿ante todo?) “ingenuo y sentimental”, como reza el título del libro de Vartic (Mira ediciones). Quizá este esencial Cioran, que George Steiner desdeña, es el que más inspiró a los jóvenes que nos acercamos a él, como yo mismo en el remoto Ensayo que le dediqué y ahora de nuevo a Alberto Domínguez, en su Cioran. Manual de antiayuda (Alrevés). Este manual es una lectura más refrescante que demoledora, un precipitado de reflexiones inteligentemente truculentas que afortunadamente no carece del oportuno humor que para mí siempre caracterizó al rumano, demasiado rumano, pero que además acude sin cesar a otras fuentes literarias que no solo lo complementan sino que también lo prolongan y diseminan en lo abierto. Es grato comprobar que aunque mi viejo y admirado amigo se quisiera un maestro de decepciones sigue siendo semillero de búsquedas, de vocaciones nuevas.

Cuenta Liiceanu que ya en su último internamiento, cuando apenas podía andar, Cioran desapareció un día de su habitación del hospital. Las enfermeras le buscaron por todas partes y finalmente le encontraron dentro del armario de su cuarto. Reveló que “estaba extenuado por haber estado paseándose horas enteras, en plena noche y en una ciudad desconocida”. Tal fue su última glosa autobiográfica, su reveladora despedida.

 Fernando Savater, 12 de mayo de 2014 en El País


Cómo nos gusta que Savater nos traiga a los grandes pensadores y siempre tenga a la filosofía como aliada.
Gracias, Maestro, siempre disfrutamos leyéndole. Ha sido un honor conocerle.
 Os dejo con este programa dedicado al maestro Savater en RTVE. No os lo perdáis, porque es de esos que transforman la vida.
 
 Pincha en el siguiente enlace:

 Pienso luego existo: RTVE
 
http://www.rtve.es/alacarta/videos/pienso-luego-existo/pienso-luego-existo-fernando-savater/1206662/
Pienso luego existo



Esperamos vuestas impresiones y comentarios. Serán bienvenidas. 

Un beso, queridos amigos.

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