Queridos amigos:
Me gustaría compartir con vosotros los poemas y las creaciones de esta poetisa colombiana gigante: Piedad Bonnet.
Sus poemas son tan profundos, intensos, que la emoción atraviesa el alma del lector. Pocas veces la lírica nos ha brindado honduras más arriesgadas con un lenguaje tan exacto, musical y bello.
Una de las voces más poderosas de la actualidad, autora de palabras que nos dejarán estremecidos para siempre.
¿Os apuntáis a este viaje al interior del alma? Una cosa os aseguro: saldréis transformados.
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Piedad Bonnett |
Tu boca viene a mí, solo tu boca.
Viene volando,
libélula de sangre, llamarada
que enciende ésta mi noche de ceniza.
Toda la sal del mar habita en ella,
todo el rumor del mar,
toda la espuma.
Boca para los besos dibujada,
donde duerme tu lengua tentadora.
Todo el vino del mundo está en tu boca,
todo el pecado
y la inocencia toda.
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Angelos (Panayiotou) |
Boca que calla y cuando dice, oculta.
Capaz de toda la verdad tu boca,
de toda la verdad y la mentira.
Ríe tu boca y se despierta el día.
(Relámpagos de nieve hay en tu risa).
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Olga Sinclair |
Como un tropel de potros me atropellan
los besos de tu boca deliciosa;
tu boca, mariposa equivocada,
tu boca ajena que se desdibuja
en mi noche de círculo y ceniza.
De Círculo y ceniza, 1989
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Angelos (Panayiotou) |
Saqueo
Como un depredador entraste en casa,
rompiste los cristales,
a piedra destruiste los espejos,
pisaste el fuego que yo había encendido.
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Hugo Ayvar |
Y sin embargo, el fuego sigue ardiendo.
Un cristal me refleja dividida.
Por mi ventana rota aún te veo.
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Leslie Lee |
(Con tu cota y tu escudo me miras desde lejos).
Y yo, mujer de paz,
amo la guerra en ti, tu voz de espadas,
y conozco de heridas y de muerte,
derrotas y saqueos.
Hugo Ayvar |
En mi hogar devastado se hizo trizas el día,
pero en mi eterna noche aún arde el fuego.
De Círculo y Ceniza, 1989
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Carmen Mansilla |
Laberinto
Condenada a ser sombra de tu sombra,
a soñar con tu nombre en cada madrugada.
Por la ventana abierta un olor errabundo
de vida, -¿y tú en que calle?-
un temblor en la luz,
el llanto de algún niño.
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Leslie Lee |
Y tus ojos cerrados,
o tus ojos abiertos como dos golondrinas,
y tu mano en el agua o tu mano en tu pelo
o tu mano en el aire con su triste blandura,
-¿y en qué calle tus pasos?-
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Leslie Lee |
y yo en sueños atada al hilo de tus sueños,
condenada a ser sombra de tu sombra,
a soñar con tu nombre en cada madrugada.
De Círculo y Ceniza, 1989
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Carmen Mansilla |
Armonía
Oye cómo se aman los tigres
y se llena la selva con sus hondos jadeos
y se rompe la noche con sus fieros relámpagos.
Mira cómo giran los astros en la eterna
danza de la armonía y su silencio
se puebla de susurros vegetales.
Huele la espesa miel que destilan los árboles,
la leche oscura que sus hojas exudan.
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Angelos (Panayiotou) |
El universo entero se trenza y destrenza
en infinitas cópulas secretas.
Sabias geometrías entrelazan las formas
de dulces caracoles y de ingratas serpientes.
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Clary Mastenbroek |
En el mar hay un canto de sirenas.
Toca mi piel,
temblorosa de ti y expuesta a las espinas,
antes que el ritmo de mi sangre calle,
antes de que regrese al agua y a la tierra.
De Círculo y Ceniza, 1989
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Achilles Droungas |
Asedio
"Si te ponen miedo mis ojos ausentes, mis ojos noctámbulos,
mis ojos dementes..."
León de Greiff
No me culpes.
Por rondar tu casa como una pantera
y husmear en la tierra tus pisadas.
Por traspasar tus muros,
por abrir agujeros para verte soñar.
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Brad Kunkle |
Por preparar mis filtros vestida de hechichera,
por recordar tus ojos de hielo mientras guardo
entre mis ropas un punzón de acero.
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Jared Joslin |
Por abrir trampas
y clavar cuchillos en todos tus caminos.
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Jared Joslin |
Por salir en la noche a la montaña
para gritar tu nombre
y por manchar con él los blancos paredones
de las iglesias y los hospitales.
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Angelos (Panayiotou) |
Hay en mí una paloma
que entristece la noche con su arrullo.
Mi noche de blasfemias y de lágrimas.
De Círculo y Ceniza, 1989
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Angelos (Panayiotou) |
Canciones de ausencia
1
Aquí dijiste:
"son hermosos
los ojos húmedos de los caballos".
Y aquí: "me encanta el viento".
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Clary Mastenbroek |
Desando yo tus pasos, revivo tus palabras.
Y te amo en la baldosa que pisaste,
en la mesa de pino
que aún guarda la caricia de tu mano,
en el estropeado cigarrillo
olvidado en el fondo de mi bolso.
Recorro cada calle que anduviste
y sé
que amaste este abedul y esta ventana.
Aquí dijiste:
"así soy yo,
como esa música
triste y alegre a un mismo tiempo".
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Jared Joslin |
Y te amo
en el olor que tiene mi cuerpo de tu cuerpo,
en la feliz canción
que vuelve y vuelve y vuelve a mi tristeza.
En el día aterido
que tú estás respirando no sé dónde.
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Carmen Mansilla |
En el polvo, en el aire,
en esa nube
que tú no mirarás,
en mi mirada
que te calcó y fijó en mi más triste fondo,
en tus besos sellados en mis labios,
y en mis manos vacías,
pues eres hoy vacío
y en el vacío te amo.
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Angelos (Panayiotou) |
2
Ni los sueños, donde tu rostro tiene todas las formas de la dicha.
ni el sol que tanto amo sobre mi cuerpo desnudo,
ni la grata canción del antiguo trovero enamorado,
ni el verso de Darío ni el verso de Quevedo,
ni esta luna que brilla con brillo de alcancía,
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Eddie Stevens |
ni tu nombre por otros pronunciado,
ni el eco de mis pasos en la inmensa catedral solitaria,
ni el rosal que yo siembro con mis manos y me sangra los dedos,
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Alessandro Kokocinski
|
ni las noches insomnes,
ni tu dulce retrato mentiroso,
ni el tiempo, -ese falsario de mil rostros-
pueden calmar mi pena de no verte.
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Angelos (Panayiotou) |
Confesión
Para tus ojos
quisiera yo beber el dulce azogue,
y amanecer cubierta de polvo de metales
como una joven faraona muerta.
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Odilon Redon |
Robarles su color a los almendros,
y hundiéndome en el lodo feraz de los pantanos
lustrar mi desnudez
para tus ojos.
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Eddie Stevens |
Recuperar la luz de las espadas
y hacerla batallar en mis pupilas.
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Odilon Redon |
Tomarme espléndida
como una esclava etrusca, cuya cabeza calva
perturba el sueño de los mercaderes,
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Leslie Lee |
como iracunda araña al sol del mediodía,
como la dentadura feroz de los guerreros,
como el líquido
despertar matutino de las dianas.
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Horacio Cardozo |
( Pero todo esto no es sino literatura
y debo resignarme a sonreírte
sin existir, quizá, para tus ojos. )
De El hilo de los días, 1995
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Steve Hanks |
Tu nombre
Cuando el dolor ha triturado ya el último hueso de mi noche
y sólo habla el silencio al corazón insomne que hila
y deshila penas y memorias
viene tu nombre hasta mi cuarto a oscuras.
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Dominique Madgin |
Con un galope seco viene tu nombre abriendo
un camino entre nieblas
instaurando sus voces sus redobles
sus erres que retumban como un grito de guerra
su bronco acento de campana rota.
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Alex Russell Flint |
Tu nombre es tantas cosas:
el recuerdo de un barco que viene de ultramar y sus tercos marinos
el fuego entre la piedra
gota roja
que va tiñendo la pared del alba.
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Debora Calicchia |
En él puede escucharse la voz de los que creen
con mística implacable y fe colérica.
Pero es también dulzura tu nombre
muro blanco donde mi mano traza los signos del sosiego
lugar donde recuesto mi cabeza.
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Rebecca Raven |
Entre tu nombre y tú sin embargo un silencio
una grieta nocturna donde anidan los pájaros.
De El hilo de los días, 1995
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Takahiro Hara |
El forastero
Otra vez ha llegado el arrogante amor sin anuncio
y se ha instalado aquí
donde tu nombre comienza a ser un árbol
que me da sombra con sus siete letras
sin permiso sin prisa -con un rostro tan nuevo
que no conocí sus ojos antiquísimos
sus garras de milano
su paciencia-
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Ricardo Sanz |
ha dado órdenes para que el sol alumbre
y ha clavado su espuela
aquí donde tus ojos me pierden y me ganan
aquí donde tu voz
donde tu mano
lustra la piel de este animal que tiembla
hirsuto y tan hermoso
que ahora es guerrero el sueño al que despierto
mientras la muerte huye
de nuevo estoy a salvo
De Ese animal triste, 1996
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Leslie Lee |
Murciélagos
Creí que un gran dolor desplazaría
los pequeños dolores.
Y sin embargo
chillan allí, debajo de su ala,
hacen
crujir sus dientes, no renuncian
al pedazo de carne al que se aferran
mientras que yo suspiro
me canto una canción
y digo soy la madre que los pare,
tendré que hacer del hueso mi instrumento
y de mis días una pared ardua
para que ya no trepen, ya no aturdan,
y pueda concentrarme en el silencio
donde el Dolor empolla su gran huevo.
De Las herencias, 2008
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Carmen Mansilla |
Las herencias
Enfermedades en mi casa
Pablo Neruda
Hijo mío, me duelen las herencias
Esta culpa, zarza que arde y me quema,
y que no me concede saber cuál fue el pecado.
En tu inocencia se mira mi inocencia
como en uno ojo de agua que me cuenta una historia
que ya ha sido olvidada
y otros hablan entre tus voces turbias
y otros sufren de nuevo entre tus sueños
y en tu silencio sufren
otra vez más aquellos que están muertos
y tu herida
es una pena antigua que por mi sangre pasa
y estalla en la entrañas en que nadaste un día.
De Las herencias, 2008
BIBLIOGRAFÍA
PÁGINA WEB DE PIEDAD BONNETT
A MEDIA VOZ
WIKIPEDIA
Espero, amigos, que hayáis disfrutado de este viaje inmenso. Hasta pronto, un beso.
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Enfermedades en mi casa
Pablo Neruda
Hijo mío, me duelen las herencias
Esta culpa, zarza que arde y me quema,
y que no me concede saber cuál fue el pecado.
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Rebecca Raven |
En tu inocencia se mira mi inocencia
como en uno ojo de agua que me cuenta una historia
que ya ha sido olvidada
y otros hablan entre tus voces turbias
y otros sufren de nuevo entre tus sueños
y en tu silencio sufren
otra vez más aquellos que están muertos
y tu herida
es una pena antigua que por mi sangre pasa
y estalla en la entrañas en que nadaste un día.
De Las herencias, 2008
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Díaz Alama |
Además de esta voz mágica en sus poemas, Piedad es autora de varias novelas, ensayos y obras de teatro.
Me gustaría mencionar una novela especial, pues ella se me aparece como una mujer valentísima al escribirla y modelo de superación al compartir su dolor con los lectores. "Como intelectual tenía ese deber", afirma la profesora.
Se trata de la novela en la que recoge el suicidio de su hijo, Daniel: Lo que no tiene nombre, publicada en 2013 por Alfaguara. Las palabras sobran.
A continuación podemos escuchar a la escritora, entrevistada a propósito de la publicación de esta novela.
BIBLIOGRAFÍA
PÁGINA WEB DE PIEDAD BONNETT
A MEDIA VOZ
WIKIPEDIA
Espero, amigos, que hayáis disfrutado de este viaje inmenso. Hasta pronto, un beso.
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