Queridos amigos:
Todavía bajo la emoción de la ponencia que el profesor José Manuel Pedrosa, profesor titular de teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Alcalá, nos regaló el pasado viernes 29/XI/13, creo que los motivos expuestos merecen un lugar de honor, más allá de la reseña que llevemos a cabo en la pestaña de "Viernes culturales".
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Aron Wiesenfeld |
El profesor José Manuel Pedrosa introdujo su ponencia explicando los conceptos y la diferencia entre etnografía, etnología y antropología. Para ello se refirió a leyendas urbanas bien conocidas por todos, como la Chica de la curva, Verónica o el Ratoncito Pérez. Estas historias y otras tan fascinantes las recoge en sus estudios, fíjaos en los siguientes. Los títulos son ya bastante elocuentes, ¿verdad?
.La autoestopista fantasma y otras leyendas urbanas españolas (2004)
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Aron Wiesenfeld |

.La historia secreta del Ratón Pérez (2005)
Veamos, por ejemplo, qué sabemos sobre el famoso Ratón Pérez ¿Cuántos niños sueñan
con él? ¿Cuántos de los que estamos leyendo ahora hemos creído de
pequeños en la suerte de que se nos hubiera caído un diente para dejarlo
debajo de la almohada? El mágico Ratón Pérez nos dejaría dinero como
pago para llevarse el diente.
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Marion Peck |
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Y después del para qué vendría el por qué.
Seguramente quisiéramos brindarle a alguien con dientes fuertes y sanos
nuestro diente para que por la ley de la similud nos crezca otro igual
de recio que el del animal portador al que se lo brindamos. Por eso en
otras culturas no se trata de un ratón, puede ser un lagarto u otro
animal.
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Mary Jane Begin |
¿A quién no le entran ganas de devorarse todas estas historias y conocer el trasfondo antropológico tan profundo que aportan? Gracias a las explicaciones del profesor José Manuel Pedrosa, hemos conocido por fin a nuestro querido Ratón Pérez mucho mejor y hemos entendido quién es realmente.
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Aron Wiesenfeld |
¿Cuánto dinerito nos ha dejado? ¿A todos debajo de nuestra almohada?
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Marion Peck |
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Vayamos ahora a analizar la leyenda de la Chica de la curva.
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Aron Wiesenfeld |
¿Quién no ha oído hablar de esta figura? ¿Leyenda urbana actual?
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Aron Wiesenfeld |
¿Desde la Iliada de Homero a la Chica de la curva? Y tanto, pasando por las Cantigas de Alfonso X el sabio. Es más ¡se ha mantenido incluso la estética!
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Henry Ryland |
No nos olvidemos del camisón blanco que viste la chica en la leyenda.
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Edouard Manet |
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Llegados a este punto, el profesor José Manuel Pedrosa nos explicó cómo se recogen distintas versiones, tema que resolvimos entre todos. Y posteriormente cómo de la etnografía, extraemos las líneas fundamentales de la leyenda y finalmente y entrando ya en el campo de la antropología cuál sería el significado de la leyenda.
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Marina Núñez |
¿Para qué se aparece la Chica de la curva? Sabemos o creemos saber para qué, según las diferentes versiones: o bien nos advierte de un peligro, o bien nos empuja hacia él. Pero, ¿por qué se mantiene la leyenda de una figura sobrenatural con tanta aceptación durante el tiempo y en diferentes espacios?
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Marina Núñez |
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Marina Núñez |
En la Iliada de Homero, algunos dioses toman apariencia humana para intervenir en los asuntos de la guerra, bien sea del lado de los griegos o de los troyanos. No tenemos más que recordar cómo Venus protege a la estirpe de Príamo y en cambio, Atenea, la de los ojos glaucos, prefiere a los suyos: a los griegos.
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Pythágoras de Rhegion
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Palas Atenea |
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El arquetipo del auriga que aparece como un enviado sobrenatural para proteger la vida de una persona, tantas veces encarnado en una mujer, sea de la tradición clásica, bíblica, cristiana... no es nuevo.
La pregunta que nos planteaba José Manuel Pedrosa era: Ahora que sabes para qué, es momento de preguntarnos por qué.
El psicopompo es un guía del mundo espiritual, cuya figura aparece enraizada en culturas diversas. La trascendencia espiritual del ser humano más allá de la muerte aparece reflejada en infinidad de civilizaciones.
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Ricardo Fernández Ortega |
El alma del que abandona el mundo de los vivos necesita un guía para entrar dulcemente en el nuevo plano que le corresponde y entender que debe dejar atrás a los vivos.
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Aron Wiesenfeld |
Si no es aún momento de abandonar el mundo conocido de los vivos, el guía tenderá la mano metafórica para ayudar a que esa persona que le necesita pueda salvar su vida.
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Aron Wiesenfeld |
La doble vertiente del psicopompo se refleja con toda naturalidad en las distintas versiones de la Chica de la curva.
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Marina Núñez |
En nuestras leyendas urbanas actuales la historia siempre le ha sucedido a alguien discretamente cercano, pero con quien no tenemos un vínculo estrecho familiar o amistoso. Se pierde en un hilo que parece directo, pero que en realidad se desdibuja tanto como las figuras bíblicas o clásicas.
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Edward Robert Hughes |
El vecino de un amigo del primo de mi compañero... En definitiva, ¿podremos hablar alguna vez con esa persona que sería la fuente directa? Creo que ninguno de nosotros hemos podido hacerlo.
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Marina Núñez |
En fin, que llegados a este punto, tocamos otra leyenda clave, ¿leyenda urbana actual? Sí, pero basada en siglos de tradición, incluso bíblica: Verónica.
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Marina Núñez |
Durante la conferencia pudimos también comparar distintas versiones de Verónica.
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David Michael Bowers |
Todas tenían en común el elemento del espejo, el reflejo de un ser del más allá, desde un espejo. Bien, observad la etimología de Verónica:
(de verus, verdadero y del griego bizantino εἰκών, -όνος: iconos).
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Aron Wiesenfeld |
¿Y cuál es la imagen de la verdad? ¿Desde cuándo hablamos de una imagen sobrenatural reflejada? Pensad en la Santa Faz.
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Marina Núñez |
¿Cuál es la verdadera imagen que nos ofrece un espejo?
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Alan Macdonald |
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Marina Núñez |
¿Os atrevéis a leerla? ¡Espero que sí! Ahí va, valientes:
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Carla Bedini |
VERÓNICA
Fray Tomás de la Pasión era un espíritu perturbado por el demonio de la
ciencia. Flaco, anguloso, nervioso, pálido, dividía sus horas del
convento entre la oración, la disciplina y el laboratorio. Había
estudiado las ciencias ocultas antiguas, nombraba con cierto énfasis, en
las conversaciones del refectorio, a Paracelso y a Alberto el Grande, y
admiraba a ese otro fraile Schwartz, que nos hizo el favor de mezclar
el salitre con el azufre.
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Alan Macdonald |
Por la ciencia había llegado hasta penetrar en ciertas iniciaciones
astrológicas y quirománticas; ella le desviaba de la contemplación y del
espíritu de la Escritura; en su alma estaba el mal de la curiosidad, la
oración misma era olvidada con frecuencia, cuando algún experimento le
mantenía caviloso y febril; llegó hasta pretender probar sus facultades
de zahorí, y los efectos de la magia blanca.
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Alissa Monks |
No había duda de que estaba
en gran peligro su alma, a causa de su sed de saber y de su olvido de
que la ciencia constituye sencillamente, en el principio, el arma de la
Serpiente; en el fin, la esencial potencia del Anticristo.
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Alan Macdonald |
!Oh, ignorancia feliz, santa ignorancia! Fray Tomás de la Pasión no
comprendía tu celeste virtud, que pone un especial nimbo a ciertos
mínimos siervos de Dios, entre los esplendores místicos y milagrosos de
las hagiografías. Los doctores explican y comentan altamente, cómo ante
los ojos del Espíritu Santo, las almas de amor son de modo mayor
glorificadas que las almas de entendimiento. Hello ha pintado, en los
sublimes vitraux de sus Fisonomías de santos, a esos beneméritos de la
Caridad, a esos favorecidos de la humildad, a esos seres columbinos,
sencillos y blancos como los lirios, limpios de corazón, pobres de
espíritu, bienaventurados hermanos de los pajaritos del Señor, mirados
con ojos cariñosos y sororales por las puras estrellas del firmamento.
Huysmans en el maravilloso libro en que Durtal se convierte, viste de
resplandores paradisíacos al lego guardapuercos que hace bajar a la
pocilga la admiración de los coros arcangélicos, el aplauso de las
potestades de los cielos.
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James Browning Wyeth |
Y fray Tomás de la Pasión no comprendía eso.
Él creía, creía, con la fe de un verdadero creyente. Mas la curiosidad
le azuzaba el espíritu, le lanzaba a la averiguación de los secretos de
la naturaleza y de la vida.
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David Michael Bowers |
A tal punto, que no comprendía cómo esa sed
de saber, ese deseo indomable de penetrar en lo velado y en lo arcano
del universo, era obra del pecado, y añagaza del Bajísimo para impedirle
de esa manera su consagración absoluta a la adoración del Eterno Padre.
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Alan Macdonald |
Llegó a manos de fray Tomás un periódico en que se hablaba
detalladamente del descubrimiento del alemán doctor Roentgen, quien
había encontrado la manera de fotografiar a través de los cuerpos
opacos; supo lo que era el tubo Crookes, la luz catódica, el rayo X. Vio
el facsímile de una mano cuya anatomía se transparentaba claramente, y
la figura patente de objetos retratados entre cajas bien cerradas.
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Alan Macdonald |
No pudo desde ese instante estar tranquilo. ¿Cómo podría él encontrar un
aparato como los aparatos de aquellos sabios? ¿Cómo podría realizar en
su convento las mil cosas que se amontonaban en su enferma imaginación?
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Michael Cheval |
En las horas de los rezos y de los cantos, notábanle todos los otros
miembros de la comunidad, ya meditabundo, ya agitado como por súbitos
sobresaltos, ya con la faz encendida por repentina llama de sangre, ya
con los ojos como extáticos, fijos en el cielo o clavados en la tierra. Y
era la obra del pecado que se afianzaba en el fondo de aquel combatido
pecho: el pecado bíblico de la curiosidad, el pecado de Adán junto al
árbol de la ciencia del bien y del mal.
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Aron Wiesenfeld |
Múltiples ideas se agolpaban a la mente del religioso, que no encontraba
la manera de adquirir los preciosos aparatos. !Cuánto de su vida no
daría él por ver los peregrinos instrumentos de los sabios nuevos, en su
pobre laboratorio de fraile aficionado, y sacar las anheladas pruebas,
hacer los maravillosos ensayos que abrían una nueva era a la sabiduría
humana! Si así se caminaba, no sería imposible llegar a encontrar la
clave del misterio de la vida... Si se fotografiaba ya lo interior de
nuestro cuerpo, bien podía pronto el hombre llegar a descubrir
visiblemente la naturaleza y origen del alma; y, aplicando a la ciencia
las cosas divinas ¿por qué no? Aprisionar en las visiones de los
éxtasis, y en las manifestaciones de los espíritus celestiales, sus
formas exactas y verdaderas...
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Luis Javier Gayá |
¡Si en Lourdes hubiese habido una
instantánea, durante el tiempo de las visiones de Bernadette!
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Saturno Buttò |
Si en los
momentos en que Jesús o su Madre Santa favorecen con su presencia
corporal a señalados fieles, se aplicase la cámara obscura... ¡Oh, cómo
se convencerían entonces los impíos! ¡Cómo triunfaría la religión!...
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Alan Macdonald |
Así cavilaba, así se estrujaba los sesos el pobre fraile, tentado por uno de los más encarnizados príncipes de las tinieblas.
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James C. Christensen |
Y sucedió que en uno de esos momentos, en uno de los instantes en que su
deseo era más vivo, en hora en que debía estar entregado a la
disciplina y a la oración en la celda, se presentó a su vista uno de los
hermanos de la comunidad, llevándole un envoltorio bajo el hábito.
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Aron Wiesenfeld |
- Hermano - le dijo -, os he oído decir que deseabais una máquina como
esas con que los sabios están maravillando el mundo. Os la he podido
conseguir. Aquí la tenéis.
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Saturno Buttò |
Y depositando el envoltorio en manos del asombrado Tomás, desapareció,
sin que este tuviese tiempo de advertir que bajo el hábito se habían
mostrado, en el momento de la desaparición, dos patas de chivo.
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Saturno Buttò |
Fray
Tomás, desde el día del misterioso regalo, consagrose a sus
experimentos. Faltaba a maitines, no asistía a ala misa, excusándose
como enfermo. El padre provincial solía amonestarle; y todos le veían
pasar, extraño y misterioso, y temían por la salud de su cuerpo y de su
alma.
Y él ¿qué hacía?
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David Michael Bowers |
Fotografió una mano suya, frutas, estampas dentro de libros, otras cosas más.
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Saturno Buttò |
Y una noche, el desgraciado, se atrevió por fin a realizar su pensamiento...
Dirigiose al templo, receloso, a pasos callados. Penetró en la nave
principal, y se dirigió al altar en que, a la luz de una triste lámpara
de aceite, se hallaba expuesto el Santísimo Sacramento. Abrió el
tabernáculo. Sacó el copón. Tomó una sagrada forma. Salió huyendo para
su celda.
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David Michael Bowers |
Al día siguiente, en la celda de fray Tomás de la Pasión, se hallaba el señor arzobispo delante del padre provincial.
- Ilustrísimo señor - decía éste -, a fray Tomás le hemos encontrado
muerto. No andaba muy bien de la cabeza. Esos sus estudios y aparatos
creo que le hicieron daño.
- ¿Ha visto su reverencia esto? - dijo su señoría ilustrísima,
mostrándole una placa fotográfica que recogió del suelo, y en la cual se
hallaba, con los brazos desclavados y una terrible mirada en los
divinos ojos, la imagen de Nuestro Señor Jesucristo.
Rubén Darío (1867-1916)
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Caravaggio |
Mis queridos amigos, ¿os ha gustado el relato? ¿Qué opináis?
Esperamos vuestras aportaciones, muchas gracias. Ah... y buenas noches.