LA NAVIDAD
Tatiana Romanciuc (2N-G)
LA NAVIDAD
En mi tierra los síntomas de la navidad son el
frío y la nieve. Sobre todo la nieve.
Tenía ocho años cuando decidí conocer a Papá
Noel.
Nosotros,
en mi país, no tenemos Reyes Magos, solo tenemos a Papá Noel acompañado de su nieta
para ayudarle a repartir los regalos. Así que me propuse no dormir y ver cómo
me dejaba el regalo debajo del árbol y la chocolatina debajo de la almohada.
Llegó el esperado día. Mi hermana y yo estuvimos
todo el día con el trineo. Llegamos a casa cansadas, con los pies mojados por
la nieve que se nos coló por las botas. Mi padre nos recordó que era la noche
de la visita del Papá Noel así que nos tenemos que portar bien e irnos pronto a
la cama.
Así fue,
cenamos y nos fuimos a la cama. Yo no quería dormir pero el cansancio y el
sueño podían conmigo. Estaba a punto de quedarme dormida cuando vi entrar a mi
padre.
Se acercó, me dio un beso en la frente y me dejó
la chocolatina debajo de la almohada. No me lo podía creer. En un momento le di
sentido a todo. El por qué los pantalones que me regalaba Papá Noel eran de mi
medida, la chocolatina era mi favorita, del por qué el pelo blanco de mi padre,
porque mi padre tiene el pelo blanco desde los veintisiete
años.
Tenía el mejor papá del mundo.
A la mañana siguiente le conté a mi hermana (que
me saca cuatro años) lo que descubrí, que nuestro padre era el Papá Noel que
nos traía los regalos a nosotros y a todos los niños.
Un par de años más tarde entendí la carcajada de
mi hermana.
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