sábado, 6 de diciembre de 2014

JUAN GOYTISOLO: NUESTRO FLAMANTE PREMIO CERVANTES 2014

Queridos amigos:


Vamos a dedicarle un merecido homenaje a nuestro Premio Cervantes 2014, el grandísimo escritor Juan Goytisolo. Qué alegría nos produce que el 24 de noviembre de 2014 se le haya concedido, por parte del Ministerio de Cultura, este premio a un autor que ha dedicado su vida a la creación, que nos ha regalado extraordinarios hallazgos literarios y cuya pasión por las letras nos infunde vida y amor por los libros.


Juan Goytisolo


Goytisolo, escritor barcelonés, uno de los más importantes representantes de la Generación del 50, es autor fundamentalmente de narrativa: novelas, relatos, ensayos, libros de viajes, artículos periodísticos, pero también ha realizado alguna incursión en la poesía, amándola tanto como a la prosa.

Hombre comprometido con su país y con la política, marcado por el repudio al franquismo, tuvo que vivir la terrible pérdida de su madre con tan solo siete años en un bombardeo de la aviación nacional en 1938. 


Juan Goytisolo


Sus dos hermanos han representado también a la literatura, siendo un gran poeta, el malogrado Agustín Goytisolo, y otro excelente narrador Luis Goytisolo.

Juan Goytisolo, cuya obra estuvo censurada en España por el régimen franquista desde 1963, ha decidido vivir en un autoexilio, trabajando como asesor literario en París, profesor universitario en Estados Unidos, corresponsal de guerra en Bosnia y Chechenia. Fijando su residencia finalmente en Marrakech en 1996, tras la muerte de su esposa, arraigándose en esta ciudad de Marruecos, como estudioso y amante de la cultura árabe. 



Juan Goytisolo



Felicitemos a Juan Goytisolo, uno de nuestros grandes, importante intelectual y extraordinario escritor, por este Premio Cervantes 2014. Con todo nuestro reconocimiento Maestro, le dedicamos este humilde homenaje. Qué orgullo y qué felicidad poder disfrutar de sus obras. Gracias por su dedicación constante a la literatura, por su compromiso vital y su amor por las Letras, ¡gracias!


Theo Voorzaat


La novela Duelo en el paraíso, de 1955, es una triste y brutal metáfora de la guerra civil y los más bajos instintos del ser humano representados en unos niños que quedan dueños de una pequeña aldea en el Pirineo catalán tras la retirada de las tropas republicanas.


Kalvis Zuters

 
En la década de los 60 marcada por la ruptura con la narrativa tradicional y la búsqueda de la experimentación, arranca la Trilogía del desarraigo y la ruptura con Señas de identidad en 1966 y continúa en 1970 con Reivindicación del conde don Julián y en 1975 con Juan sin tierra, planteando una mirada crítica de la realidad española desde sus cimientos culturales, religiosos y lingüísticos. El protagonista, Álvaro, exiliado en Francia, alter ego del escritor, refleja el profundo y doloroso desarraigo de un español en la posguerra.


Adrián Martínez



Idea primera y casi obligada de los españoles recién desembarcados en el café de madame Berger, con la cabeza llena de ilusiones y proyectos y el polvo de la Península pegado aún a la suela de sus zapatos, era la creación de una Agrupación Nacional de Intelectuales en el Exilio, objetivo ambicioso y lejano cuya primera etapa debía consistir en la publicación y difusión de una revista de confrontación y diálogo, abierta a las corrientes políticas, intelectuales y artísticas del mundo moderno. 



Alfred Cosmo Colella



Desde su llegada a París, Álvaro había asistido a una docena y pico de sesiones previas, discutido durante veladas interminables el título, formato, consejo de redacción, presupuesto y colaboraciones, roto viejas amistades, intervenido en brutales exclusiones, redactado borradores y presentaciones que se habían acumulado poco a poco en los cajones de su escritorio traspapelados entre los rimeros de cartas familiares, recortes de periódicos e inútiles guiones de jamás realizadas películas. 
 
Boris Correa


Pintores cuyo único timbre de gloria estribaba en ser primos de Tapies, profesores vetustos a sueldo de pluma académica y nula, músicos que proclamaban su heroica de- cisión de no escribir una sola nota hasta la caída del Régimen, toda una extraña fauna de crustáceos amparados en sus dogmas como guerreros medievales en articulada y brillante armadura, se reunían en el café de madame Berger para discutir, criticar, desmenuzar, debatir, pronunciar anatemas feroces y redactar cartas de injuria, aquejados de una megalomanía incurable y una violenta indigestión de lecturas que se traducían, de ordinario, en el empleo de fórmulas marxistas desvalorizadas por sus múltiples y contradictorios usos o de frases invariablemente comenzadas por la primera persona del singular. 
 

Adrián Martínez


Todo candidato a director futuro del futuro parlamento de la futura España desplegaba en estas ocasiones una dilatada elocuencia, remachando las palabras como si fueran clavos _«acciones», «luchas», «masas», «desarrollo», «oligarquía», «monopolios», «recrudecimiento», «avance»_ y, arrastrado por su propia oratoria_ aprendida de otros como el Padrenuestro y repetida con saña por él_, enunciaba dog- mas sonoros y rotundos, frases solemnes y teatrales que milagrosa mente crecían como flores japonesas, se enroscaban de pronto lo mismo que boas, trepaban luego igual que bejucos y, a punto de morir ya por consunción, se escurrían aún como flexibles y ágiles enredaderas, como si nunca, pensaba Álvaro, pero que nunca, pudieran tener un final.

_La cosa está que arde, muchachos _anunciaba regularmente el último Mesías llegado de Madrid_. El ambiente de la calle es magnífico.

El sumario del primer número de la muerta y resucitada revista solía incluir un agorero análisis de la catastrófica situación española, algún ensayo amazacotado (con referencias a Engels) en defensa del realismo, una mesa redonda (y plúmbea) acerca del compromiso de los escritores, una antología de poemas broncos, de firmas más o me- nos conocidas que (por pura negligencia) Álvaro había conservado en su carpeta.

Mira la puerta rota
de la casa,
mira la negra hondura
de la Patria.

De hermano a hermano te hablo
de mis desgracias,
de la mísera madre,
terrible España.

Ay, Miguel si tú vieras
la luz pisada,
y la encina partida,
hecha una lástima.

Ando desnudo. Llega
la madrugada.

Miguel, tu ausencia duele,
pesa en el alma.
Mis pisadas resuenan
en la ancha plaza.
Se oye un tren. Alguien grita
desde la charca.
Cuando vuelva Santiago
cerrando España,
tu muerte y mis anhelos
hallarán Patria. 
 

Boris Correa


Aquellos proyectos _examinados con la perspectiva de los años_ solían tener una vida intensa pero efímera. Quien había dado a conocer la idea de la revista y su equipo de futuros colaboradores trabajaban de modo febril por espacio de noches enteras, empleando sus horas libres en inútiles visitas a imprentas y estériles peticiones de ayuda hasta el instante inevitable en que, misteriosamente, las cosas se empantanaban, los encuentros se espaciaban sin que nadie supiera a ciencia cierta por qué y el aburrimiento, la indolencia y la fatiga entraban en juego motivando que, uno tras otro, olvidasen compromisos y citas, interrumpiesen la correspondencia, aplazasen indefinidamente las decisivas e importantes reuniones. Sucedía entonces un período intermedio en que de manera implícita los ex futuros redactores evitaban encontrarse en la medida de lo posible, algo avergonzados de su propia desidia y temiendo que los reproches de los otros les obligaran a justificarse, pasado el cual, y habiendo corrido ya mucha agua bajo los puentes, volvían a saludarse de nuevo con desenvoltura, sin hablar para nada de la revista ni manifestar ninguna sorpresa ante el hecho de que los demás no evocasen el tema tampoco _como si el proyecto no hubiese existido en realidad_ felices de avistarse y discutir sobre lo divino y humano, secretamente cómplices de una frustrada e inconfesable aventura. 
 

Francesco De Grandi



De este modo _y en un lapso de tiempo relativamente breve_ Álvaro había formado parte, en calidad de crítico cinematográfico, del consejo de redacción de las revistas tituladas Cuadernos de Cultura, Hojas libres, Futuro de España, Cuadernos españoles, La piel de toro, y otras de nombre ya olvidado, y cuya característica esencial consistía en no haber sido publicadas nunca _pese al derroche inicial de energía y talentos_ por obra de esos imponderables llamados pereza, desánimo, escepticismo y abulia que secretaba el húmedo y malsano invierno parisiense, cantil contra el que quebraban y morían las sucesivas oleadas de juvenil entusiasmo ibero. Lentamente, conforme se rompían las raíces que lo ligaban a la infancia y a la tierra, Álvaro había sentido formarse sobre su piel un duro caparazón de escamas: la conciencia de la inutilidad del exilio y, de modo simultáneo, la imposibilidad del retorno. 

Jack Vettriano



Las cuatro paredes del café de madame Berger lo habían acogido como a tantos otros proscritos, para digerirlo y hacer de él un elemento más del primer estrato geológico que hablaba con nostalgia de España, pronunciaba pésimamente el francés y discutía por enésima vez con sus amigos de la histórica necesidad de una revista. Al cabo de los años, impermeabilizado ya como los miembros de la segunda o tercera capa, había aprendido a juzgar con irónico despego las tentativas de los emigrados más jóvenes y un día _cuyo recuerdo, en la terraza, se mantenía dolorosamente fresco en la memoria_ en que un grupo de recién llegados elaboraba concienzudamente un nuevo proyecto fue a buscar a su estudio la carpeta que contenía los sumarios anteriores y se la entregó con una sonrisa. 
  
 

Alfred Cosmo Colella


Aquella noche, mientras aguardaba a Dolores en el vestíbulo de l’Ecole des Beaux Arts, Álvaro intuyó, con claridad meridiana, que. Había perdido para siempre su juventud. 

      Señas de identidad (trilogía del desarraigo y la ruptura)




Dayanand Kamakar

 
Vehículo de la traición, hermosa lengua mía: lenguaje pulido y cortante, ejército de alfanjes, idioma cruel y brusco! a mí, beduinos de pura sangre : guerreros que afrontáis diariamente la muerte con desdeñosa sonrisa, jinetes de labios ásperos, abultadas yugulares, rostro bárbaramente esculpido contemplad el tentador Estrecho con vuestros perspicaces ojos cetreros: la sucesión de olas blancas que impetuosamente galopan hacia la costa enemiga: crestadas de espuma, como sementales que relinchan con furia al zambullirse : playas ansiosas de Tarifa, roca impaciente de Gibraltar!


Dayanand Kamakar


hay que rescatar vuestro léxico: desguarnecer el viejo alcázar lingüístico: adueñarse de aquello que en puridad os pertenece: paralizar la circulación del lenguaje: chupar su savia: 
 
Dayanand Kamakar


retirar las palabras una a una hasta que el exangüe y crepuscular edificio se derrumbe como un castillo de naipes y galopando con ellos en desenfrenada razzia saquearás los campos de algodón, algarrobo, alfalfa vaciarás aljibes y albercas, demolerás almacenes y dársenas, arruinarás alquerías y fondas, pillarás alcobas, alacenas, zaguanes cargarás con sofás, alfombras, jarros, almohadas devastarás las aldeas y sacrificarás los rebaños, depojarás a la ilusionada novia de su ajuar, a la dama aristócrata de sus alhajas, al rico estraperlista de su fulana, al hidalgo provecto de su alcurnia retirarás el ajedrez de los casinos, el alquitrán de las carreteras prohibirás alborozos y juergas, zalemas y albricias, abolirás las expansivas, eufóricas carcajadas el recio comensal de sanchopancesca glotonería que aborda su bien surtida mesa con un babador randado y, tras la oración de rigor, se dispone a catar los manjares que le sirven maestresalas y pajes, lo amenazarás con tu varilla de ballena, impuesto de la autoridad y el prestigio de tus severos diplomas lexicográficos no se ha de comer, señor carpeto, sino que es uso y costumbre en las otras ínsulas donde ya he morado:


Dayanand Kamakar


yo, señor, soy gramático, y miro por la pureza del idioma mucho más que por mi vida, estudiando de noche y de día y tanteando la complexión del carpeto para acertar a curarle cuando cayere enfermo: y lo principal que hago es asistir a sus comidas y cenas, y dejarle comer de lo que me parece castizo y quitarle cuanto etimológicamente es extraño: 



Adrián Martínez


y así mando quitarle estos entremeses porque contienen arroz y aceitunas, y aquellos guisos por ver en ellos alubias, berenjenas y zanahorias desa manera, aquel plato de perdices que están allí dispuestas, y, a mi parecer bien sazonadas, no me harán algún daño ésas no comerá el señor carpeto en tanto que yo tuviere vida pues, por qué porque son en adobo y han sido condimentadas con azafrán si eso es así, vea el señor gramático de cuantos manjares hay en esta mesa cuál me hará más provecho y cuál menos daño y déjeme comer dél sin que me le apalee, porque por mi vida de carpeto, y así Dios me le deje gozar, que me muero de hambre, y el negarme la comida, aunque le pese al señor gramático y el más me diga, antes será quitarme la vida que aumentármela vuesa merced tiene razón, señor carpeto: y así me parece que vuesa merced no coma de aquellos conejos guisados que allí están, porque van guarnecidos de alcachofa: de aquella ternera, porque ha sido aderezada con espinaca aquel platonazo que está más adelante vahando me parece que es olla podrida, que por la diversidad de cosas que en tales ollas podridas hay no podrá dejar de topar con alguna que me sea de gusto y provecho ábsit!: vaya lejos de nosotros tan mal pensamiento!:



Adrián Martínez

 
no hay cosa peor en el mundo que una olla podrida con albóndigas y unas gotas de aceite : y respecto a los postres de vuesa merced ni uno siquiera le puedo autorizar : el flan, a causa del caramelo : el helado, por contener azúcar : la macedonia, por el jarabe : el cuanto al exquisito sorbete que acaban de servir a vuesa merced, la duda ofende: es etimológicamente foráneo y, abandonando al carpeto en la plena y solemne posesión de su hambre, galoparás de nuevo por el próspero y floreciente reino de la Paz, el Desarrollo y el Orden y provocarás catástrofes financieras y desastres bursátiles mediante la brusca supresión de aranceles y tarifas, la abrogación inesperada y radical de todas las barreras de aduana a los comerciantes que miden y pesan los dejarás sin fanegas, quintales, arrobas, azumbres, quilates privarás de álgebra a las escuelas y a las contabilidades de cifras y galoparás y galoparás e incorporarás a tus huestes alguaciles y alféreces, almirantes y alcaldes requisarás las bebidas alcohólicas despoblarás las construcciones de albañiles derribarás tabiques, secarás acequias, motivarás infecciones y epidemias al desbaratar el arduo, laborioso sistema de alcantarillas y galoparás y galoparás sin tregua por el vasto y asolado país, y cuando la ruina sea completa y la bancarrota absoluta, te pararás frente al mapa de la Península y apuntarás aún con tu varilla de ballena ah, se me pasaba: y quíteme de ahí ese Guad-el-Kebir.

                     Reivindicación del conde don Julián (trilogía del desarraigo y la ruptura)



Dayanand Kamakar



El asombro te invade ¿Qué más quieres de ti? ¿No has saldado la deuda? El exilio te ha convertido en un ser distinto que nada tiene que ver con el que conocieron. Su ley ya no es tu ley, su fuero ya no es tu fuero. Nadie te espera en Ithaca, anónimo como cualquier forastero, visitarás tu propia mansión y te ladrarán los perros. Tu chilada de espantapájaros se confunde con la de los mendigos y alegremente aceptarás la ofrenda de unas monedas. El asco, la conmiseración, el desdén serán la garantía de tu triunfo. Eres el rey de tu propio mundo y tu soberanía se extiende a todos los confines del desierto. 


Dayanand Kamaka


Vestido con los harapos de tu fauna de origen, alimentándote de sus restos, acamparás en sus basureros mientras afilas cuidadosamente la navaja con la que un día cumplirás tu justicia. 
            

              Juan sin tierra, (trilogía del desarraigo y la ruptura)


  
La Isla, de 1961, es una novela de crítica antiburguesa sobre unos veraneantes en la Costa del sol.



Jack Vettriano


—Celia tiene un amante.
—¿Sí? —dije—. ¿Cómo lo sabes?
—No te tomes la molestia de fingir. Estoy al corriente de todo. Ella y el jovenzuelo se largaron ayer de Churriana y me dejaron plantado. La infeliz no tiene la menor experiencia de la vida y el individuo ese la ha camelado y quiere arrastrar su buen nombre por el arroyo. Pero te juro que no lo conseguirá.
Gregorio iba elevando la voz y los niños se acercaron a curiosear. Con un ademán les indiqué que se alejasen.
—No, no lo conseguirá. Seré imbécil y todo lo que tú quieras, pero lo ocurrido ayer me ha abierto los ojos. A mí nadie me pone el gorro delante de las narices. Y, menos, un tipo de su calaña.
—No te entiendo —dije.


Jack Vettriano


El individuo en cuestión ha estado en la cárcel por rojo. Esa gentuza no tiene principios, ni moral, ni nada. Como no reconocen la propiedad consideran que todo es suyo. Los rusos los envían aquí para desmoralizar el país y abusan de la ignorancia y buena fe de la gente. Pero hasta aquí podíamos llegar. Si la Autoridad no toma inmediatamente sus medidas zanjaré el asunto por mi cuenta...
—¿Cómo?
—Voy a desafiarle. Ya sé que te parecerá ridículo lo que digo, pero lo hago pensando en los demás. Esa canalla constituye un peligro para todos. Ya viste lo que hicieron en el treinta y seis. Robos, incendios, asesinatos... Si no nos defendemos ahora, nos apuñalarán un día por la espalda.
Hablaba atropelladamente y alzó los ojos implorando mi ayuda. El sudor rezumaba de nuevo por su rostro. Aguardé unos segundos en silencio y encendí un cigarrillo.



Jack Vettriano

 
—Gregorio, tú me decepcionas —dije—. Sí, me decepcionas de verdad. Me había forjado una idea distinta de ti. La idea de un hombre libre, evolucionado, sin falsos escrúpulos, en una palabra, moderno, y veo que me he equivocado. —Gregorio permanecía pendiente de mi discurso y continué—. Eso os pasa por tontos. Queréis imitar a los americanos y los imitáis mal. Para vivir como ellos, uno ha de estar muy baqueteado, ha de saber llevar los cuernos con gracia. Mira a Gerald. Él sí es moderno. Los españoles os buscáis una amiguita, bebéis un poco de uisqui e imagináis que sois como ellos, y no señor. 

 
Jack Vettriano


Os equivocáis, metéis la pata. En cuanto sentís un pitón en la frente parece que el cielo se os caiga encima. En seguida habláis de honor, de venganza, de desafiar a otro, y no es eso. Cuando uno se pica de moderno debe ser moderno hasta el final. No se puede ser hoy una cosa, y mañana otra, y pasado una tercera, porque entonces nadie te tomará en serio. Y que la gente no tome a uno en serio es lo peor que puede ocurrir a un hombre.


Jack Vettriano

 
Gregorio escuchaba cabizbajo y encendió un cigarrillo con dedos temblorosos.
—¿Qué harías tú en mi lugar?
—Hacer, lo que se dice hacer, no haría nada. Deja que se arreglen los dos. Ni Celia te quiere ni tú la quieres a ella. De ahora en adelante podrás ir tranquilo con tu amiguita. El muchacho, sin proponérselo, te ha hecho un favor. En realidad, debieras darle las gracias.
—¿Tú crees?
—Desde luego. Invítale a tu casa con Miss Bentley y, luego, alternáis los cuatro. Los matrimonios modernos hacen eso. Uno por un lado, otro por otro, y en paces. Como en el cine.


Jack Vettriano

Media hora más tarde, Gregorio se despidió transformado. La idea de liarse a tiros con Jorge le aterraba y comprendí que le había quitado un peso de encima. Al llegar a la verja encendió un puro y salió a la calle con porte de triunfador.


                                                                      La isla



En 1982, Juan Goytisolo juega con esta novela, El exiliado de aquí y de allá, a situar el sentido de la vida en el más acá o en el más allá, desde una mirada humorística y tecnológica. En todo caso, el protagonista no se distancia mucho de nuestro conocido Álvaro de la Trilogía del Desarraigo y la ruptura, pues busca un arraigo que no encuentra ni en los paisajes conocidos ni en los desconocidos.


Al despedir el duelo de algún conocido del barrio, el peluquero italiano de la esquina -a quien procuraba evitar por su verborrea y constante recurso a verdades de Perogrullo- solía comentar con la risilla de quien se cree agudo: “La otra vida debe de ser muy buena ¿no cree? ¡Nadie, que yo sepa, ha querido volver a ésta!”


Sherry Lee Short


Pero el patriota de Forza Italia se equivocaba de medio a medio pues, aun hecho trizas, quiso regresar al planeta en el que un terrorista activó la carga explosiva disimulada en el forro de su gabardina y le despachó con su libro al Más Acá. Se encontró de golpe en un cibercafé desierto con miles (¿millones?) de ordenadores y sus correspondientes mesillas y asientos. Un panel gigante, que se encendía y apagaba, repetía incansablemente un mensaje: UNIVERSO VIRTUAL. No sabía a qué atenerse ni lo que se esperaba de él, y vagó así en el vacío de un espacio infinito hasta que, agotado, se sentó frente a uno de los teclados y se vio retratado en la pantalla, con su sombrero y gafas ahumadas, con la etiqueta de El Monstruo del Sentier. 


Rocky Rische-Baird


¿Qué cabía hacer sino explotar las posibilidades que le procuraban los datos e informaciones de la galaxia electrónica y su vasto abanico de programas para todos los gustos y edades? La memoria anterior ha sido sustituida por una nueva, con la que podría jugar, pese a su ineptitud y torpeza, al hilo de los correos que recibía. Empezó así a intercambiar mensajes -sus cáusticas divagaciones y fantasías- con visibles o anónimos internautas a quienes les bastaba pulsar las teclas indicadoras de monstruosentier@hotmail.com para entrar en contacto con él, atraídos quizá por el extremismo pueril y la escasa fiabilidad de unos escritos que tú, sufrido lector, podrás juzgar por ti mismo.

                                                                       El exiliado de aquí y de allá


A continuación puedes disfrutar de este bello documental sobre nuestro escritor:






Espero que hayáis disfrutado de este pequeño homenaje a tan gran escritor. Esperamos vuestras impresiones y comentarios, siempre serán bienvenidos. Un beso, amigos.

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2 comentarios:

  1. Quiero sumarme a esta entrada solo recordando una frase de Juan Goytisolo;
    MI exilio no fue motivado, exclusivamente por razones políticas, sino que también fui un exiliado moral , social por ideología y sexualidad.

    Como siempre gracias Elena por este blog, Un beso

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    1. Queridísima amiga:

      Gracias a ti por hacerlo tan vivo y por traer unas reflexiones tan profundas y hermosas. Ciertamente, creo que nuestro autor ha arraigado en otras tierras por sentirse profundamente exiliado de su patria de nacimiento, exiliado desde su espíritu.

      Al hilo de estos pensamientos sobre la libertad innegociable de Juan Goytisolo, fíjate que en 2008 anunciaba que se retiraba para siempre de la narrativa: «Es definitivo. No tengo nada que decir y es mejor que me calle. No escribo para ganar dinero ni al dictado de los editores».

      Grande, Goytisolo, grande, espíritu libre e irreductible. ¡Enhorabuena por este premio!

      Qué maravillosa tu aportación, querida amiga. Muchas gracias por tu atención constante y tu generosidad, un beso fuerte.

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